GLORY: THE EMANCIPATION OF BRITNEY

11:48:00


El lanzamiento de un álbum de Britney Spears es siempre un acontecimiento el en mundo del pop, entre los amantes de dicho género y por supuesto, para un servidor, que tiene el carnet de la "Britney Army" desde ni se sabe. Y el lanzamiento de un buen álbum de Britney, es como podéis imaginar, aún más importante. Esto último, es algo que los fans de la princesa del pop llevaban esperando mucho, quizás hasta demasiado tiempo: si bien Femme Fatale en 2011 fue un éxito de ventas, con 3 top 10 en EEUU, el dubstep robótico de la de Louisiana y sus contadas y desastrosas apariciones promocionales lastraron la campaña de un álbum, que acabó siendo certificado como disco de platino en su país natal. Tras un año de intensos rumores, el hitazo que fue Scream & Shout, y apariciones en el Factor X, en 2013 llegaba Britney Jean. Este último disco se planteaba como el álbum más personal de la cantante, como una segunda parte de Blackout y como la carta de presentación de la Residencia que Britney iba a comenzar en Las Vegas. Y es aquí donde comenzaron los problemas.


La producción del disco, que corría a cargo de will.i.am, consistía en un mix de sonidos, estilos inconexos, autotune por doquier que hacían que escuchar más de tres veces seguidas el que era el octavo álbum de estudio de la Spears se convirtiera en poco menos que un reto. Salvando el himno que es Work Bitch y alguna otra canción, el disco sonaba a todo menos a Britney: si a esto le sumamos la falta de actuaciones en televisión (a día de hoy es la única era que no cuenta con ninguna actuación), el escaso interés de la cantante en la campaña promocional, y el casi único y exclusivo enfoque de su equipo en Las Vegas, tenemos la tormenta perfecta: la gran mayoría de los fans saltando del barco. Ni en los momentos más turbios de su vida personal, Britney había fallado en el aspecto musical. Los rumores de un posible retiro post - residencia hacían temer lo peor: Britney iba a terminar su carrera con el peor disco de la misma. Pero misteriosamente, Las Vegas obró el milagro.


Si hay algo que gusta en EEUU, es ver como un ídolo se cae y se vuelve a levantar, y Britney Spears es toda una experta en esto. Britney: Piece Of Me, se estrenaba con magníficos reviews por parte de toda la prensa especializada y con un alto ratio de asistencia. Contrariamente a lo que podía parecer tras Britney Jean, la cantante se mostraba viva sobre el escenario,  disfrutando y feliz. Quizás se viera forzada a realizar el disco, quizás no estuvo contenta con la elección de las canciones o quizás, simplemente decidió estar más centrada en dar forma al espectáculo que la iba a devolver al corazón de muchos fans arrepentidos. Tras 3 años de show, Piece Of Me ha recaudado más de 85 millones de dólares en taquilla, han pasado por él casi 600.000 espectadores y ha cambiado para siempre las residencias de Las Vegas, abriendo este mundo a otras cantantes como Jennifer Lopez, Mariah Carey o Kesha. Y sobre todo, dando la oportunidad a la Britney artista, de tomarse su tiempo para reflexionar sobre su carrera: Porque si hay algo que sabemos de la carrera de Spears, es que sus mejores discos, son siempre en los que ha tenido mayor input creativo y poder de decisión (Blackout / In The Zone).


En Mayo de 2016, saltan los rumores: Britney actúa con un medley de sus grandes (y no tan grandes) éxitos en los Billboard Music Awards, arrancando una ovación del auditorio y el aplauso de toda la crítica. Esta actuación sirve para allanar el camino de Glory, el noveno y anticipado álbum de la artista, que acabaría llegando el 26 de Septiembre precedido por el primer single Make Me... feat. G-Eazy. Esta canción ya nos hacía ver (con el desastre de Britney Jean en mente) que los tiros iban a ir por otra parte. 


Invitation abre Glory, y su letra es indicativa de lo que está por llegar: Here's my invitation baby, hope it sets us free, to know each other better, put your love all over me... Porque si, Glory es un auténtico regreso a la verdadera Britney Spears, que nos libera del lastre de Britney Jean y de todas las dudas de si todavía tenía ese factor "it" en su interior. Si Blackout era un disco oscuro, con sintetizadores fuertes y una producción dominada por el sonido Danja, Glory es su contrapunto contemporáneo, y una clara referencia al momento personal que vive la cantante en 2016. Es un disco de su época, en el que Britney experimenta con todas las tendencias musicales actuales: si bien en Invitation podemos intuir The Weeknd y Ariana Grande, en Just Luv Me y en Make Me encontramos toques del sonido tropical house que ha predominado en los últimos trabajos de Justin Bieber y Selena Gomez. En la adictiva Slumber Party juega con elementos que hemos visto previamente en Hotline Bling y en Liar (una de las favoritas del CD) encontramos un mix interesante entre Carrie Underwood y el pop noventero de los Backstreet Boys. A pesar de todo esto, Britney consigue hacer suyos todos los estilos, y la manera en la que canta en todas las canciones nos indican que, aunque con influencias, este es un disco con el sello Spears. Para regocijo de los fans, canciones como Do You Wanna Come Over, Love Me Down o la genial If I'm Dancing se nutren de referencias personales ya utilizadas en Blackout. A modo de guinda coronando el pastel y cerrando el disco, un pequeño guiño a ese disco, con Coupure Electrique, una canción que a pesar de estar cantada con un francés de lo más albaceteño no deja de ser un regalo para los fans.


Aparte de la genial producción y toque de Karen Kwak, lo que más destaca de Glory (sobre todo si lo comparamos con los dos álbumes anteriores) es el uso de la voz de Britney: frente al tono nasal utilizado en Femme Fatale y en Britney Jean, en Glory se juega al máximo con la voz de la cantante en temas como Private Show (quizás el tema más polarizante del álbum), Change Your Mind (No Seas Cortés) o What You Need.

Quizás el punto débil del disco sea que, tanto como pasa con lanzamientos recientes como ANTI o Lemonade, carezca de claros singles que puedan dominar en el panorama radiofónico americano. Aunque a pesar de esto, y encontrándonos en plena era del streaming en la que el single está perdiendo cada vez más importancia a favor de los álbumes cohesivos , parece que Britney y su equipo están realizando bien la jugada. Con la escuchas, estamos frente a un disco que se corona en la santísima trinidad Britney-esca conformada en la actualidad por Blackout, In The Zone y Glory: Un disco que si bien no siendo muy inmediato, va ganando conforme avanza hacia su segunda mitad, posee una cohesión muy clara, unos sonidos en los cuales Britney se encuentra cómoda y puede brillar, y en los que su característica vocecilla es la protagonista indiscutible. Es todo lo que un disco de Britney Spears puede y debe ser en este 2016. Y parece que de momento, con un 74 en MetaCritic, va camino de convertirse en una de las joyas pop de los últimos años. Y es que, pocas son las que tras casi más de 18 años de carrera en el mundo de la música, son capaces de sacar un disco innovador y que destaque por encima del resto de su discografía (Madonna es la reina de esto) Si en 2005 le tocó a Mariah, el 2016 es The Emancipation Of Britney.


PUNTUACIÓN: 85/100
HIGHLIGHTS: Liar, If I'm Dancing, Change Your Mind (No Seas Cortés), Slumber Party, Do You Wanna Come Over, Invitation.



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